domingo, 11 de octubre de 2009

Carta a Ing. Édgar Salas Solís

28 de septiembre del 2009

Señor

Ing. Édgar Salas Solís

Consejo Nacional de Vialidad


Estimado señor:

En visita que realizara Ud. al Concejo Municipal el día 3 de septiembre, estuvimos presentes como varias personas del cantón interesadas en los problemas viales de la actualidad. Agradecemos a Ud. su disposición para explicar los proyectos a la comunidad, y su actitud positiva y anuente a escuchar las observaciones y reacciones de los presentes.

Una de sus interpelaciones, ante las reacciones sobre un proyecto Tibás – Pirro, fue que no existen de parte del cantón propuestas para mejorar la situación vial. Como advirtió uno de los regidores, sería poco serio hacerlas sin un estudio serio y costoso como el que ha contratado Conavi en este caso.

De nuestra parte, permítansenos algunas impresiones de carácter general, que no pueden proponer sino intentan orientar la discusión en una forma que supere los paradigmas acostumbrados. Seguramente no son nuevas para Ud. ni para los integrantes del Concejo y la Municipalidad, pero siempre son necesarias.

Que la ciudad sea un corredor vial es infuncional, irrespetuoso de la persona, de la familia, de la comunidad. Se ha hecho por décadas, desde que se inventó el automóvil se les permitió el libre tránsito, con regulaciones en varias leyes y jurisprudencia. Son regulaciones como las de velocidad máxima, ruido, emisión de gases, todas a nivel individual, mientras el fenómeno de masas se obvia y se olvida. La suma de pequeñas emisiones alcanza valores intolerables.

El paso masivo por la ciudad tiene efectos destructivos de la comunidad, de los barrios, de la convivencia, de la paz y de la salud. La circulación de un automotor es una agresión, que se admite pero es una agresión; se la regula, pero en niveles masivos ninguna regulación es adecuada, pues se ha atentado irreversiblemente contra la esencia del sitio.

Por tanto, uno de los objetivos de los administradores de la ciudad es evitar ese desenlace. La ciudad debe ponerse como meta y criterio no ser un atractor de lo que atenta contra ella y sus habitantes: tránsito masivo, tránsito pesado, comercio ruidoso y de mal aspecto, etc. Vale como principio para la planificación urbana.

La ciudad debe proponerse valores positivos: respeto, paz, armonía, belleza, convivencia, comunidad, recreación, empleo, servicios, funcionalidad. Pero éstos últimos se van imponiendo sobre los primeros, y se interpretan como fluidez vial, auge comercial, auge inmobiliario, con olvido de aquellos que son más importantes y anteriores. Debe atraer lo que promueva esos valores primigenios.

Ese debería ser un objetivo de Conavi también: que las ciudades sean respetadas en lo que le corresponde a su mandato, la circulación vial. Parece en cambio como si existiera una actitud oportunista, ya obsoleta y propia de mediados de siglo, de que la ciudad debe acoger todo el tránsito y facilitar su infraestructura para todo el que decida llevar su cacharro por sus barrios.

Se presenta un problema de traslado masivo, que requiere soluciones eficientes e innovadoras. No puede seguir siendo la actitud predominante abrir carriles, facilitar espacios, redirigir de aquí para allá la circulación. Debe reducirse la circulación con mecanismos de transporte masivo menos invasores e irrespetuosos.

Los recursos del transporte, como los que financian a Conavi, deben dirigirse a esas soluciones como son el transporte público, el ferrocarril, las ciclovías o moto ciclovías. En el presupuesto para el 2010 el Gobierno de la República asigna ¢ 179.000 millones al transporte terrestre (léase Conavi y caminos vecinales de las municipalidades), y solamente ¢ 595 millones al transporte ferroviario.

Desde el año 1999 existe el decreto para ejecutar el modelo intersectorial de transporte público, uno de cuyos componentes es la infraestructura adecuada para autobuses. Los empresarios han reclamado en muchas ocasiones que ese componente no se ve en la práctica, mientras a los concesionarios se les obligaría a invertir sumas muy altas (autobuses de doble vagón, centros de abordaje, por ejemplo). En años pasados se ha tratado de poner en marcha las líneas intersectoriales, sin infraestructura alguna: alrededor de ¢ 20 millones en la señalización según información de los medios. ¿No debe Conavi redirigir su inversión hacia un transporte público fluido y eficiente?

El señor Presidente de la República afirmó en la fecha de la Independencia, que el tren de Heredia ha reducido la circulación vial en un 25%. Es necesario romper paradigmas, y efectuar una planificación de transporte en forma integral que eficientice el macro sistema: transporte dentro de una estructura urbana.

A lo inmediato quizá queda esperar que de otras partes lleguen esas nuevas aplicaciones. Santo Domingo espera que le quiten carros. Se hace necesario que el desarrollo vial se oriente por la zona industrial, incluso por la margen del río hacia la ruta 32, donde existen terrenos públicos. Mientras tanto, no deberían facilitarse permisos de uso de suelo comercial o industrial, ni para proyectos habitacionales de cierta magnitud, mientras se tengan las limitaciones actuales de la infraestructura.


Atentamente, por el Grupo Cívico Domingueño



Telefax: 2244-1031

correo electrónico: guidobrenes@hotmail.com



cc: Concejo Municipal.

Organizaciones del cantón.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario