miércoles, 30 de mayo de 2012

El presente se construye con el pasado.

Del Santo Domingo de antaño le queda poco a las futuras generaciones de domingueños/as. Produce una nostalgia muy grande el observar la destrucción de la zona cafetalera del cantón en pro de lo que algunos vivillos llaman "desarrollo", pero de sus bolsillos. Lo que  está ocurriendo  no es más que una proliferación de urbanizaciones y condominios que están produciendo una cementación de todas esas tierras que antes permitían la infiltración del agua a los mantos acuíferos y debido a ello están provocando inundaciones en todo el cantón. La Municipalidad de Santo Domingo otorga permisos de construcción de grandes condominios sin ningún tipo de planificación, sin tomar en cuenta los problemas comunales como la falta de agua que sufren las comunidades tal es caso de Calle Higinia en Santo Tomás de Santo Domingo, que la única calle de ese lugar  no tiene salida, es angosta, sin aceras  y con aguas empantanadas a ambos lados de la vía.
A continuación un comentario al respecto del Grupo Civico Domingueño.

El presente se construye con el pasado
Santo Domingo de Heredia se encuentra en un lugar estratégico de comunicación en la provincia de Heredia. Incluso antes los domingueños que pudieron estudiar viajaban a pie al Liceo de Costa Rica, a la Normal Superior, otros a trabajar y realizar sus compras a San José y a Heredia, algunos se ayudaban con el uso del tren y la carreta. Se recuerda con mucho cariño las visitas a pie de los domingueños a las fiestas de San Juan de Tibás.

Los años han pasado y el contexto socioeconómico ha variado. Santo Domingo se ha distinguido por su gente y la visión de muchos domingueños por hacer de este pueblo algo diferente, pues sus habitantes hicieron la diferencia: el agua y la recolección de desechos en manos de la Municipalidad cuando muchos han intentado cambiar esta situación. Otros atributos de este pueblo como la austeridad en su existencia, el sentimiento religioso reflejado en la construcción de la Basìlica y la Iglesia del Rosario con el surgimiento de todos los demás templos católicos. Podemos afirmar, entonces, que ha existido y existe un sentir auténtico domingueño que debemos cuidar y sentirnos orgullosos de lo que somos en la actualidad.

Sin embargo, cómo cuidarlo ante la imposición del capital, el consumismo, la venta de propiedades producto del fallecimiento de los dueños y demás familiares, el cambio de mentalidad y valores de muchos de los que han heredado las tierras domingueñas, la presión cada vez más abrumadora del gran capital nacional y transnacional, la visión equivocada de muchos de sus dirigentes políticos que desean seguir un desarrollo alejado del pensamiento de nuestros antepasados, ocasionándose la cementación indiscriminada y desordenada a diestra y siniestra, cuyo fin primordial es la ambición basada en el dinero. Cómo proteger el agua subterránea; es decir, los mantos acuíferos y los ríos de la contaminación cada día más evidente. Algunos podrían sugerir la tarifa hídrica como parte de la solución; no obstante, el problema fundamental es de visión de mundo, esto es de la concepción de desarrollo que se metió en algunas mentes que toman decisiones en nuestro cantón y asocian desarrollo con cementación sin pensar en nada más.

Por otra parte, el habitante de Santo Domingo se ha alejado de la participación voluntaria y son ya muy pocos los que se acercan a los grupos comunales a colaborar sin esperar ninguna recompensa. La pregunta que surge es cómo volver a incentivar a todas las personas y sobre todo a los jóvenes para que participen y luchen por su cantón.

Es una verdad evidente que la calidad de vida del domingueño se ha venido poco a poco deteriorándose por la incapacidad de los que toman decisiones en el cantón. Nada más vasta echar un ojo a las carreteras municipales cargadas de vehículos y tráileres a lo largo del día y las consecuencias en contaminación por humo y ruido. No podemos dejar de lado el constante deterioro de los ríos y del agua por diversos motivos. Podríamos seguir enumerando el deterioro generalizado en la comunidad. Usted, estimado lector, le podría agregar una gran cantidad de problemas y lo invitamos a publicar su lista en nuestra página web.

Hacemos un llamado para que protejamos a Santo Domingo de Heredia en todos los ámbitos. Exijamos a los políticos que sean visionarios en sus decisiones. Ya algunos hemos reaccionado, pero falta usted, estimado lector. Defendamos este cantón y el derecho a un ambiente sano y a un desarrollo en armonía con la naturaleza: con la razón, la legalidad existente, y la construcción participativa de un camino propio que rescate lo mejor del pasado y sea guía para construir el presente y el futuro.
POR GRUPO CÌVICO DOMINGUEÑO