martes, 18 de julio de 2017

El parque de Santo Domingo de Heredia, el Restaurant El Ranchito y la Plaza Nueva. Reflexiones sobre esos tres sitios que en el pasado fue sitio de reunión de la juventud domingueña de esa época.

El Parque, EL Ranchito y la Plaza nueva.

Se ha informado por vías no formales que el parque de Santo Domingo va a ser remodelado.

Esta remodelación tiene historia, al menos desde que el gobierno obtuvo un préstamo blando con  fondos chinos hace diez años, y que canalizó a diferentes obras comunales en el país, mismos que posiblemente en el caso de Santo Domingo debieron ser devueltos al erario público o redirigidos a otro uso.

Según los documentos, se cumplen 60 años de la construcción del parque, pues como sabemos era anteriormente una plaza.  Según he oído de don Luis González, ex ejecutivo municipal, en 1989 se dio una primera remodelación, que se conserva hasta hoy.

Conversando con don Miguel Rodríguez (q. d. D. g.) hace unos años, me decía que él había sido uno de los promotores de esa transformación de la plaza en parque.  En forma jocosa mencionaba que su casa era destino de muchos balones, por lo que tenía un interés particular por esa transformación.

Quienes conocimos el parque en sus primeros años, recordamos su belleza, que todavía se puede apreciar en estampas de esa época.

El parque fue sitio de reunión de la muchachada luego de la misa de 6, para dar las típicas vueltas alrededor.  Esa costumbre existía desde cuando existía solamente la plaza. Viene a cuento el Ranchito Cervecero, establecimiento que cerró el pasado mes, luego de 43 años de funcionamiento.

La apertura de El Ranchito significó, circunstancialmente, el fin de las vueltas al parque.  Se convirtió en sitio de reunión de la juventud, y el parque se quedó solo.  Todavía por algunos años la plaza nueva fue polo de atracción en las noches entre semana y los domingos a mediodía, cuando se efectuaban partidos y acudíamos a presenciarlos, mientras algunas muchachas jóvenes, poco interesadas en el juego, daban vueltas.  Eran ocasiones para que eventualmente, como antes en el parque, se diera la galantería.

De la plaza nueva, cuya historia la contó en su libro "Recordando a mi Pueblo" don Rodrigo Bolaños (q. d. D. g.), también salían balones en dirección de la casa de don Vicente Zamora y familia.  Se instaló una malla alta en los años 60 para evitar -sin suficiente éxito- esa situación. Recuerdo que se aprovechó la reciente instalación de la malla para organizar el calvario en una Semana Santa, en año que se me escapa.

Durante el auge de la puesta de verjas que ocurrió en los años setenta, don Vicente instaló la suya en el frente de su propiedad.  Lamentablemente, las verjas eran y son puntiagudas, y uno de tantos días, cuando estábamos en la práctica de "puntear", llegó el recordado Johnny Villalobos (a quien conocían como "pescado"), con una bola sintética nueva, de las primeras que se conocían en el país.  En uno de esos "patadones", el balón se elevó y en forma parabólica cayó exactamente sobre una de las temidas puntas.

En aquellos tiempos muchos gastábamos la tarde frente al marco norte, o en mejengas improvisadas o la de rigor los sábados por la mañana. Los participantes de este improvisado partido éramos de varias generaciones, como don Guillermo Roldán, ya desaparecido, con amplia trayectoria en el cantón, y que según entiendo fue jugador de primera división.

De esa mejenga salió una pre selección, pues don German Arce (q . d. D. g.), también ex futbolista de la primera, era asiduo observador, y al ser nombrado entrenador en Santo Domingo, nos escogió a muchos de allí.  La escogencia no satisfizo a otros tantos que jugaban en los partidos formales de campeonato, y perdió el puesto a las pocas semanas.  Esos partidos fueron regulares durante varios años, hasta que en 1981 se realizó la primera remodelación de la plaza.

La historia -documentada con cierto detalle- de los sitios públicos, es una tarea interesante por realizar.


Juan E. Cruz A.                                                             Lunes 10 de julio del 2017

sábado, 1 de julio de 2017

Santo Domingo de Guzmán propagador de la devoción del santo rosario

Santo Domingo de Guzmán


El 24 de junio es fiesta de San Juan Bautista, fecha que se fijó como la supuesta de su nacimiento.  Como se sabe, a los santos se les conmemora en fecha de su muerte y paso al Cielo, o en alguna que señale un acontecimiento especial de su memoria (traslado de sus restos, hallazgo de sus restos, algún portento acontecido tras su fallecimiento, y otras).

También el 24 de junio fue el día de nacimiento de Santo Domingo de Guzmán, hace 945 años. Su madre se llamaba, casualmente Juana, quien también fue elevada a los altares, la beata Juana de Aza. He estado leyendo una biografía escrita por el Padre Ramón Ricciardi, carmelita, y publicada en México en año no indicado.

La narración abunda en hechos extraordinarios, pero para la práctica católica podría ser de mucha actualidad e importancia el siguiente que se narra a propósito del Rosario.

Como se sabe, Santo Domingo es tenido como fundador de esa práctica, no sin cierta controversia histórica, pero sí se le considera el gran propagador de la devoción.

Se cuenta que, desde su juventud, frecuentemente le llevaba flores a la Virgen en su altar, en especial rosas, pero por circunstancias posteriores a causa de los viajes, y no pudir cumplir a diario ese ofrecimiento, se sintió contrito, y la Madre le inspiró que en lugar de las guirnaldas de rosas, fueran de Avemarías, por lo que se denominó Rosario.

Se cuenta también que, en 1214, debilitado por el pobre resultado de sus esfuerzos de predicación, se retiró a un bosque, y permaneció allí durante tres días y tres noches, en oración y penitencia.  Eran años cuando ciertas herejías habían florecido fuertemente, especialmente en Francia, y habían originado represión violenta, por parte de las huestes de caballeros cruzados a aquellos llamados cátaros, violencia que Santo Domingo no compartía en absoluto.

Al tercer día de su retiro, se le apareció la Santísima Virgen acompañada de tres princesas de su corte celestial, y le dijo:

"-¿Sabes, querido Domingo, de qué arma se ha servido la Santísima Trinidad para reformar el mundo?

-¡Oh, Señora, Vos los sabéis mejor que yo!, porque después de Vuestro Divino Hijo, Vos fuisteis el principal instrumento de nuestra salvación -respondió santo Domingo.

-Pues bien, hijo mío, no te extrañes si no tienes éxito en tus predicaciones, pues trabajas en suelo árido que no ha sido regado por la lluvia... Cuando Dios quiso renovar el mundo, envió antes, como una lluvia, la Salutación Angélica, y así el mundo fue rescatado.  Exhorta, pues, en tus sermones, a recitar mi salterio, mi Rosario, y recogerás grandes frutos para las almas."

A continuación, los resultados fueron poco menos que milagrosos.


Atte. Juan E. Cruz A.


El 24 de junio de 2017