miércoles, 30 de enero de 2019

Breve reseña del Doctor Rodrigo Calvo León


Pérdida sentida del Doctor Rodrigo Calvo León

El pasado 17 de enero falleció en Santa Ana el señor Rodrigo Calvo León, médico de profesión, quien con su vida honró al pueblo que lo acogió y a Santo Domingo, donde creció y se formó en el hogar de don Paulino y doña María, que de Dios gocen.  Allí lo conocí en sus años de estudiante universitario; en su sola presencia se adivinaba una persona de bien, al igual que todos en su distinguida familia.

Después de un corto período de trabajo en nuestro cantón, residió por casi 40 años en Santa Ana, donde estableció su consultorio y su farmacia, para así extender sus servicios que ya brillantemente ejercía en los hospitales públicos de San José, como especialista en medicina interna.  Muchos más datos hay de su larga trayectoria, que eventualmente podrían ser recopilados para su recordación.

En su funeral, no me esperaba encontrar todo un pueblo volcado en agradecimiento, para despedirlo.  El templo no fue suficiente, y fuera de él había casi tantas personas como dentro. Múltiples fueron las expresiones de afecto y de contrición que se le manifestaron durante la vela y el cortejo hacia la sepultura.

Su féretro fue llevado en hombros hasta el cementerio, acompañado por la música sentida de los mariachis, en todo su recorrido.  Familias enteras salían de sus casas a darle el último adiós, y fueron muchos los que solicitaban al menos un momento para que su hombro pudiera serle apoyo al peso inerme de sus restos.  Madres con hijos pequeños, ancianos y jóvenes, pidieron el honor de hacerlo. Lágrimas y besos desde los portales de las casas, en un derrame de gratitud que sólo un apóstol del servicio al prójimo podía merecer.

Dios ha de corresponder a todo ese cariño, que como oración de intercesión, le ha de valer al buen doctor para su salvación eterna.

Atte. Juan E. Cruz A.