martes, 30 de octubre de 2012

Los estancos o expendios del Consejo Nacional de Producción cumplieron en su época una función muy importante en todos los rincones del país, pues por medio de ellos se vendían los productos básicos para la población. A los dirigentes políticos de la época no les interesaba que siguieran operando, lo mismo ocurrió cuando eliminaron de un plumazo los ferrocarriles que funcionaban en ese momento..

El Grupo Civico Domingueño presenta a continuación una pequeña reflexión sobre los desaparecidos estancos del CNP.

¿ Y los estancos?


Los estancos o expendios del Consejo Nacional de Producción cumplieron una función muy importante en todos los rincones del país, pues por medio de ellos se vendían los productos básicos para la población: arroz, maíz, frijoles, azúcar, dulce, leche, carnes y muchos otros, así como herramientas para los campesinos.

Corrían los años 1986-1987 aproximadamente, cuando nos alertaron que iban a cerrar el estanco del CNP en Santo Domingo de Heredia. Los dirigentes comunales de ese momento agrupado en la Unión Cantonal de Asociaciones de Desarrollo conversamos con los trabajadores del estanco y nos informaron que el negocio daba ganancias importantes para el CNP, después de sufragar los gastos de administración y no veían la razón de su cierre, ya que la comunidad visitaba y compraba mucho en este negocio.

Pocos días después, el CNP convirtió el estanco en estancoop, porque le dio la administración a la COOPESAGO de ingrata memoria. Pasó un tiempo y en vista del alza de precios y la débil administración del Estancoop, nos reunimos con el Consejo de Administración de la COOPESAGO, quienes nos dieron argumentos que no nos convencieron. Llegamos, pues, a la conclusión de que les habían declarado la pena de muerte a los estancos.

Hicimos un esfuerzo adicional. Logramos una audiencia con la Gerente del Consejo Nacional de Producción en San José, quien nos atendió muy bien y fue muy clara en su exposición. Nos dijo que los préstamos que le estaban dando al país en ese momento venían condicionados a que se cerraran este tipo de actividades gubernamentales como las que llevaban a cabo los estancos. Sin embargo, no nos entregó ningún documento para estudiarlo. La realidad fue que cerraron todos los estancos en el país.

No había más que hablar. La decisión política estaba tomada. Los estancos fueron cerrados por los políticos de turno.

Las consecuencias de esa decisión están a la vista. La comercialización de los productos para los agricultores nacionales tienen en la actualidad grandes inconvenientes y los consumidores ya no tienen una opción realmente popular para comprarlos. Sólo quedan las ferias del agricultor que mantienen una filosofía que procura beneficiar al agricultor y al comprador.

Consideramos que ha llegado la hora de buscar nuevos caminos para la comercialización de los productos por parte de agricultores y consumidores, donde exista realmente la ayuda mutua. El estado es el encargado de propiciarla. Además debe educar a nuestro campesinado para que siembre con técnicas modernas, orgánicas y un control de plagas y maleza en forma adecuada, donde los productos sean sanos para la población consumidora.

No podemos esperar que otros nos solucionen los problemas. Cada comunidad debe buscar caminos de solución a las situaciones vividas diariamente. La historia nos señala el camino. Los estancos sirvieron. Quizás haya llegado el momento de revivirlos adaptados a las nuevas circunstancias del país. Por el momento les podemos preguntar a los políticos que desean dirigirnos a partir del 2014, cuál es su posición sobre este tema.

GRUPO CÍVICO DOMINGUEÑO. Jueves 25 de octubre del 2012







viernes, 19 de octubre de 2012

Muchos domingueños tienen que desplazarse a otras regiones del país debido a que no pueden construir su casa en el pueblo que los ha visto nacer. Constituye un desplazamiento involuntario del domingueño.

El desplazamiento involuntario del domingueño.

Por razones estrictamente económicas, muchos domingueños han tenido que dejar su distrito para construir la vivienda en otros cantones, porque no pueden pagar los precios de la tierra que cobran los urbanizadores en nuestro Cantón. Un ejemplo claro fue lo ocurrido en San Vicente de Santo Domingo de Heredia en un período de 30 a 40 años. Domingueños que deseaban vivir en el distrito no lo pudieron hacer, pues los precios de las construcciones eran exorbitantes.

Los integrantes de las familias domingueñas: hijos, nietos, bisnietos y siguientes deben tener la libertad de decidir si desean quedarse en el cantón o construir en otras tierras; pero que no exista la razón mercantilista de las empresas para forzar al éxodo obligado de los habitantes de este Cantón.

Una comunidad se construye en muchas décadas de convivencia diaria. Mucho de lo alcanzado por Santo Domingo de Heredia en todos los campos se lo debemos a los verdaderos domingueños, que han trabajado a través de los años por esta Comunidad. A esto se suma la visión entusiasta de muchas generaciones en la construcción de un pueblo, que a pesar de sus defectos, es solidario y humano.

Aunque no se puede generalizar y se aplica también a algunos nacidos en este terruño, se observa ahora a muchas familias que llegan a los condominios y urbanizaciones aprobados por la Municipalidad , y no tienen ningún arraigo por su barrio y menos dar el aporte voluntario por el Cantón. Sobresale, eso sí, las tapias para aislarse de sus vecinos, así como la indiferencia total por los problemas comunales.

Con los años la problemática se ha ido acentuando. Por tal razón solicitamos a las fuerzas vivas de la Comunidad, así como al Gobierno local analizar esta situación y buscar todos juntos caminos de solución a esta gran injusticia vivida día a día por los domingueños.

GRUPO CÍVICO DOMINGUEÑO. Viernes 19 de octubre del 2012.



miércoles, 17 de octubre de 2012

Nostalgia por mi querida Calle Ronda, San Vicente de Santo Domingo Heredia. Relato N° 8. Venta de las fincas cafetaleras y la cementación del barrio, quedando una Calle Ronda sin alma y viviendo de los recuerdos.

Nostalgia por mi querida Calle Ronda
Pérdidas que duelen

Uno de los hechos que siempre se debe recordar era la solidaridad de los vecinos de este barrio, ya que muchos sembraban chayotes, tacacos, ñampí, tiquizque y otros productos a la margen del Rio Bermúdez que pasaba a la orilla de la Finca de Nina Benavides y del Polaco.

Al otro lado estaban la Finca de Noé Marín, la del Padre Delio ahora Monte Carmel. La idea consistía en que ellos sembraban y recogían lo necesario para mantener a su familia; es decir, utilizaban lo necesario, y el resto era para toda la comunidad. Esto y algunas matas de verdolaga que también se las proporcionaba la naturaleza para comer se fueron perdiendo gracias a la intromisión de insecticidas y otros. Porque hasta el Rio que era de todos de alguna manera fue tomado. Todo esto se dio según uno de mis hermanos mayores, Luis Eugenio, en los años 1950 y 1960.

A finales de los 60 y principios de los 70 las propiedades fueron vendidas. Por tanto, poco a poco el panorama fue cambiando, los potentes motores de los tractores hicieron retumbar la tierra, con la penetración en sus entrañas y arrancándose de cuajo las matas de café, y algunos árboles que fueron sembrados para sombra como” juaquiniquiles,” guabas, naranjas, anonas, nísperos y otros fueron sacados de raíz, (frutas que muchos pobres consumían muchas veces para satisfacer el hambre en tiempos donde no había cogidas de café) convirtiendo así estas grandes zonas en grandes terrenos planos listos para “sembrar cemento” por todo lado.

Las primeras fincas sacrificadas fueron las de Carrucho, Noé Marín, El Polaco y la finca de Francisco Ocampo que no pertenecía al Grupo Montealegre, pero que según se decía este señor casi fue obligado a vender, pues la propiedad se encontraba en el centro de la gran propiedad de Noé Marín. Posteriormente las fincas independientes de Consuelo León y Nina Benavides siguieron el mismo camino.

Las casas grandes y lujosas se comenzaron a levantar para vender al mejor postor, no con el afán de satisfacer las necesidades de mis vecinos vicentinos, sino de beneficiarse mediante el enriquecimiento con el vil dinero para unos pocos foráneos y quizás uno que otro domingueñillo con platilla, donde inclusive muchos de los que allí vivían alquilando no pudieron comprar para él o su familia una casa, por lo caro en la venta de esas propiedades en ese tiempo.

Por lo tanto se llenó de personas de otros lares sin arraigo, que sólo llegaron a dormir y a olvidarse de mi comunidad. Incluso todavía hoy no se ha podido formar la Asociación de Desarrollo Integral Comunal del Distrito.

Constructores de varias empresas llegaron con sus maestros de obras y albañiles de todos lugares del país. Comenzó entonces la desconfianza porque venía toda clase de gente. Posteriormente, poco a poco, se fueron vendiendo las otras fincas, ya los “urbanizadores” inclusive venían y comenzaban a levantar las construcciones hasta sin permisos municipales; es decir, todas las gestiones las hacían ante los entes gubernamentales pasándole por encima al Gobierno Local como se hace hasta la fecha. Así todas esas 62 manzanas de café más las pequeñas propiedades de cafetales nos quedaron únicamente en la retina de muchos domingueños.

Sólo quedamos los vecinos del perímetro de la acequia frente a los vecinos del frente de Santo Domingo Centro que ya eran como del distrito, porque ya la zanja de nuestros recuerdos que nos separaba estaba tapada, quedó una Calle Ronda, sin alma, un cascarón.

Ya muchos de los recuerdos se perdieron, lo que hacíamos en la tierra, con las bolinchas, los círculos, las niñas jugando mecate y rayuela, el asfalto se lo llevó, nos sepultó literalmente y espiritualmente. Solo quedaron las quejas de los viejos y un sinsabor en la comunidad.

Por ellos, los de más edad habían inventado un juego que se llamaba la cascarita, que era autóctona de nuestro barrio. La misma consistía en un grupo de hombres, quienes se reunían en círculo y comenzaban a jugar con una cascarita de limón,(limón partido). Ellos echaban pases, son sus pies, cabeza y pecho y algunos astutos hacían malabares con ella, jugadas de lujo como decían ellos.

Entre los jugadores podemos mencionar a Pedro Cantillano (guebona), Segundo González (Yundo), Guido Cantillano (Chita), German Ramírez (Saconi) ,Eduardo Rodríguez (Lala) ,Guido Rodríguez (Yelito), Javier Ramírez (gato), Rogelio Rodríguez, José León (Poche), Sergio Ramírez (mi tío, así le decían) y otros que escapan a mi mente. A veces llegaba Chino Rodríguez jugador de primera división en ese entonces. Era muy dado a decir los sobrenombres entre ellos. Obviamente en algún momento se llegaba a perder el pase, se juntaba la cascarita y se continuaba con el juego, así duraban horas y horas jugando sanamente.

Sin embargo, todo pasó y el San Vicente del futuro quedó en manos de gente extraña que no les costó hacer comunidad y nos arrebató la tierra donde nacimos. Entregamos nuestra tierra, nuestras costumbres y los nuevos ni siquiera sospecharon lo que se les había entregado. ! No valoraron!, ¡nunca les interesó el distrito!, ¡no son de estas tierras! ¡Solo vienen a pernoctar! Y a futuro esperar la plusvalía de esta tierra bendita.

Pensar que muchos de los que vendieron en ese entonces ya son extraños en nuestra tierra, porque tuvieron que irse para otros lugares, no pensaron en su futuro ni el de sus coterráneos, como en mi caso que a pesar de mi deseo de nunca dejar Santo Domingo, tuve que partir para San Pablo, lugar muy lindo y muy cerca, pero no es mi tierra

Hoy en día, cuando se entabla una conversación con alguna persona del antiguo San Vicente, las lágrimas empañan nuestros ojos y la rabia resbala por nuestras mejillas. Siempre recordamos con cariño y respeto a todas aquellas personas que como Queco (Anacleto Rodríguez) y otros de su época como Don Carlos Salas (Bochinches) Barrendero Municipal. Sus ocurrencias eran muchas. Hacía reír a la gente. Contaba que una vez hubo un temblor y estaban cayendo pedazos de teja del techo de su casa y él por recoger a su hijo pequeño de la cama por error tomó una almohada, después caminaba serio y volvía a ver al interlocutor, él seguía serio y el oyente se reía de su ocurrencia.

Rosario Ramírez (Chaya) decía que había dos vecinas quienes vivían siempre en un puro pleito, por cuestiones de política. Un día Chaya tomó el uniforme de su esposo (trabajaba de guarda en el Seguro Socia) con quepis y todo, buen bigote y con voz potente y masculina, les ordenó callar, si no se las llevaba para el cuartelillo. Allí terminó el pleito, porque las obligó hasta pedirse perdón.

Cuentan que también había un señor que le decían Pusurungo, yo no lo conocí ni sé si era del barrio; sin embargo, se pasaba mucho por Calle Ronda y cuando le decían ese sobre nombre mentaba madres y le echaba carreras a los más pequeños.

Otro personaje María Pico, tampoco la conocí y de ella relatan que andaba siempre con un saco lleno de “chunches” hablaba sola y acostumbraba alzarse la ropa.

Ahora existe el riesgo de las inundaciones, pues el agua llovida no tiene por donde desfogar y la insistencia de muchos ‘’desarrolladores’’ de echar las aguas por los mismos lugares (por la acequia tapada) sin medir los riesgos de una posible explosión de agua, sobre todo en los barrios de El Monte Carmel y Barrio Fátima. Pareciera que a los responsables de dar los permisos no les importa y mucha gente de la comunidad todavía no ha tomado conciencia, ni está lo suficientemente organizada para dar la batalla. Bueno, hacemos la salvedad de que algunos somos consientes del gran problema y que no deseamos el mal para nuestro prójimo, por eso trabajamos desde el Grupo Cívico Domingueño.

Solo queda pedirle a los Distritos del este del cantón, que cuiden la herencia de sus ancestros y no lo den por migajas a quienes no se lo merecen. Los proyectos de desarrollo en un distrito deben ser inclusivos y muy bien revisados y reflexionados. Deben dar la lucha por mantener sus pueblos como hasta hora los han sabido defender. Que no sean siervos menguados, porque sus hijos, sus nietos y las generaciones venideras se los reclamarán.

El criterio de muchos amigos va en la dirección de expresar su pesar por todo lo acontecido particularmente en este distrito y en general en el cantón. Dolorosamente eso se perdió, toda esa franja de tierra, cuando llovía se infiltraba el agua y esa era la reserva para las generaciones actuales y las futuras del cantón y comunidades circunvecinas; sin embargo, el "desarrollo llegó" y con ellos los compradores de conciencias y de tierras para la indiscriminada cementación del distrito.

Como dice Guido Brenes del Grupo Cívico Domingueño, las calles asfaltadas son los ríos de Santo Domingo, por no tener dónde desfogar las aguas llovidas.

Me da vergüenza ajena, y le pido perdón a las generaciones futuras por el desastre ecológico y la cementación indiscriminada en el distrito de San Vicente.

Aunque muchos hubiéramos deseado que las personas electas cada cuatro años por los ciudadanos se hubiesen dedicado a proteger a la comunidad domingueña y hubieran dejado de lado la línea de partido y el cobrar más impuestos, la realidad ha sido otra.

Quizás, en las próximas elecciones, cuando se acerquen los comicios, veremos a estos cazadores de votos tratando de maquillar un poco los ofrecimientos que hicieron en la campaña anterior para volver a embaucar a todos aquellos inocentes que fácilmente son seducidos.

Hoy le podemos decir a todos ellos, los votantes, que tengan un cambio de actitud, que nadie ofrece nada por nada y que si muchas veces han caído, no necesariamente debe repetirse. Esto no es como los pecados que solo Dios, quien es misericordioso, los perdona cada vez que caemos y nos pide siempre poner la otra mejilla con sabiduría cristiana.

Queremos que nuestros hijos, nietos y los que sigan en el futuro tengan una mejor forma de vida y eso no se va a lograr con falsas promesas de politiquillos baratos. Comience algo nuevo, inicie por cambiar usted y motivar a otros para que lo hagan.

La gran mayoría de las personas que menciono aquí, obviamente, ya han partido; sin embargo, para los que aún estamos vivos seguirán viviendo en nuestras mentes y en nuestros corazones. Las personas y los pueblos somos imperfectos; no obstante el pasado del distrito de San Vicente de Santo Domingo de Heredia, fue muy bello, porque el vecino no sólo cuidaba a su prójimo, sino que convivía con él como un hermano, el mal de uno era el del otro y compartía lo poco que tenía.

Jorge Ramírez Calderón. Grupo Cívico Domingueño. Martes 16 de octubre del 2012



Nostalgia por mi querida Calle Ronda, San Vicente de Santo Domingo. Relato N° 7. La acequia que caracterizaba a la comunidad y la producción de café.

Nostalgia por mi querida Calle Ronda

Acequia, trabajos, jóvenes

La producción de café era la actividad económica que nos daba trabajo y el sustento para vivir. Alrededor del grano de oro giraba toda una comunidad. Incluso el agua y la acequia eran indispensables para el procesamiento del grano. A pesar de que el trabajo era duro en diversos momentos, nunca nos alejamos de los verdaderos valores cristianos como la solidaridad, la humildad, la paz y la armonía. Me introduzco en mi mente para recordar aquellos momentos.

Vale la pena rescatar que dicha acequia atravesaba la finca El Tanque. Ella proveía de agua a un pequeño lago donde existían cisnes y patos al cuidado de los peones. Además esa acequia llevaba agua a las grandes pilas donde se media y echaba el café. Por un tiempo estuvimos oliendo esa podredumbre al pasar el agua contaminada por la acequia, después idearon hacer zanjas entre calle y calle de cafetos para echar la cáscara y tapar. Eso ayudó como abono.

Yo trabajé casi dos meses en ese patio de beneficio; además de ser una labor muy dura, ya que la persona está en un oficio y de un pronto a otro lo trasladan a otro trabajo. Es decir, si uno está volcando lomillo que es como le dicen el pasar el café de un lugar a otro, sea el café está en forma de lomillo y entre dos personas con palas especiales recogen el café del lomillo y lo trasladan hacia otro lugar haciendo un nuevo lomillo, esto con el fin de que el café se asolé parejito y al mismo tiempo al aventarse recibe ventilación.

Hay otro sistema que es rayar el café. Cuando el café está húmedo lo meten a las estufas, las cuales están a altas temperaturas, una vez secado por este sistema, se saca y se lleva al patio. Una vez que se haya vertido el café sobre el cemento, con unos rastrillos se comienza a pasar sobre el grano en pergamino, haciendo pequeños canalillos y posteriormente se vuelve a pasar sobre ellos, una y otra vez. Cuando esté listo se forma otro lomillo y se vuelve al procedimiento antes descrito.

Hay otros oficios como el de cargar café hacia las turbinas para descarar, es muy duro, porque hay que subir gradas con sacos que pesan un quintal. Tal vez uno caluroso de estar haciendo cualquier oficio y lo mandan a las pilas, con paletas para lavar el café. Cuento esto para que los jóvenes valoren lo que tienen y sepan los trabajos que nosotros hicimos para ganarnos el pan de cada día. Con estos relatos, los jóvenes se van a dar cuenta cuán difícil era la vida antes y qué diferente se les está presentando ahora.

Hago un llamado a nuestros queridos jóvenes para que en cualquier actividad donde se desarrollen tengan siempre la meta de servir y nunca servirse. Cualquier trabajo que desempeñen debe hacerse con la ilusión de alcanzar un mejor ciudadano y por ende un mejor país. La voz de la conciencia los guiará por la senda de la honestidad, conocimiento, estudio, amor hacia todo lo existente. El premio será la paz interior, y lo disfrutará en lo más íntimo de su corazón.

Jorge Ramírez Calderón. Grupo Cívico Domingueño. Martes 16 de octubre del 2012





Nostalgia por mi querida Calle Ronda, San Vicente Santo Domingo Heredia. Relato N° 6. Algunas familias que conformaron la comunidad de Calle Ronda.

Nostalgia por mi querida Calle Ronda
Familias, comunidad, desarrollo

ALGUNAS FAMILIAS QUE CONFORMARON SAN VICENTE (CALLE RONDA) DE ESE ENTONCES Y LOS VECINOS DEL FRENTE, QUIENES PERTENECÍAN AL DISTRITO CENTRAL DE SANTO DOMINGO DE HEREDIA.

Menciono los nombres de muchas familias que llevo en mi corazón y que formaron realmente una comunidad que, a pesar de sus imperfecciones como todo en esta vida, supieron pensar en los demás y vivir los verdaderos valores cristianos que me han inspirado a través de mi vida.

Comenzamos desde el Puente sobre el Río Bermúdez hacia el sur.

Barrio Fátima, San Vicente: A este lugar se le conocía como el Vaticano, pero a ellos no les agrada que les llamen así.

Familia Mario León (Chingolo) marimbero, Familia Francisco León (Caco) jornalero, Familia de Tito Ramírez (jornalero), Familia Elizondo jornaleros, Familiar Aguilar (Piscuitas) trabajadores de construcción. Hay otras familias que no preciso. Al frente de esta comunidad estaba una finca de Arcadio Rodríguez.

Después de este Barrio encontramos el Matadero Municipal, que como lo dice su nombre a eso se dedicaban, a la matanza de ganado vacuno y porcino. Actualmente, ese salón grande fue dividido en partes y viven algunas familias. No sé si pagan algo a la Municipalidad o no pagan alquiler. Seguidamente dos casas de la familia de don Miguel Ramírez, jornalero y también se le conocía el oficio de arreglar sombrillas y paraguas. Al frente siempre continúa la Finca de Don Arcadio Rodríguez sobre carretera nacional.

Se va a entender que las propiedades del frente mencionadas son los que viven en la otra orilla de la acequia.

Gemelo, hermano del que trabajaba en la C.C.S.S., de Santo Domingo de Heredia. Vivía con su mamá y era transportista. Inicia la vuelta hacia el este, hasta allí llegó la tubería de San Vicente, luego dobló hacia la derecha para desembocar las aguas hacia el Rio Bermúdez. El Vecino del frente con un Lote grande es de Efraín Villalobos Barquero (papá de Cillo).

Familia de Eduardo Villalobos Benavidez (panadero) cedida por el padre Delio Arguedas.

Finca del Padre Delio Arguedas (hoy urbanización Monte Carmel) construidas por las Damas Israelitas. Esa finca fue comprada al Padre Delio por la Cámara junior de Santo Domingo a finales delos años 60s y principios 70s y posteriormente le fue devuelta con la finalidad de que se hiciera un proyecto de bien social. El Padre hizo lo que se le pidió.

Familia Neno Villalobos B. (sastre) cedida por el Padre Delio Arguedas. Detrás hay otra propiedad cedida por el Padre a los Misioneros Trinitarios. Al frente están las casas de la familia de Joaquín Barrantes (Capullo).

Hay algunas casas donde están la Sede del MOVIMIENTO AVANCE SANTO DOMINGO (MAS) y donde vive el Abogado Francisco Lemus, que no sé a quién les pertenecía, al frente vivía Miro González (Boyero).

Había un terreno desprovisto de casas. Posteriormente hizo casa una sobrina política de Segundo González (Yundo). También más recientemente Édgar Chaves. Esta quedó frente a la calle que va hacia el sur.

Dos casas de adobes que antes pertenecían a la hermana de Lín Ramírez. Ahora vive un sobrino de ella Jorge Arturo Ramírez, la otra casa la alquila.

Casa de Casta Zamora y otra de la familia de su hermano Ángel Rosa; actualmente construyeron los hijos de éste último.

Propiedad de José Argüello, padre de Marino Argüello. Ahí se construyó un salón de masajes y natación.

Casa de adobes de una señora de apellido Chaves, tía de Martín el que trabaja en el Banco Nacional de Santo Domingo.

Entra una calle que va hacía el Polideportivo, también se encuentra el Depósito el Domingueño.

Inicia la finca Noé Marín, lo único que queda allí para recordar es un Higuerón que se ve desde lejos, es una casa nueva con una gran tapia. Actualmente vive una nuera de esa familia Rohmoser. Allí vivió don Noé Marín, quien era trabajador de la empresa. Esta propiedad tenía más de 300 metros sobre la calle de San Vicente. Frente a ella existía una cuadra que era de la Familia Vargas Bonilla, con excepción de dos casas, donde vivían en la esquina casi frente a la casa de Noé Marín el señor Alvarado, y después a la mitad de ésta una señora María conocida como Torola. Al final de la finca Noé Marín vivía Guillermo Benavides (Pichuzo), profesión jornalero, con su familia. Frente a su casa obviamente cruzando la acequia había una zona verde (una plazoleta) en el cuadrante de los Vargas y la casa de Carlos Guilá, padre de Carlos Guilá Zamora. También estaba la casa de don Manuel Campos. Allí la gente jugaba mejengas y cascarita.

Beto Ramírez (mi tío policía) propiedad de él, colindante con la finca (lote pequeño) de Rafael Zamora (Roquillo), donde hicieron varias casas su nuera Adela Zamora. Allí vive toda la familia de Tina Rodríguez (Papa).

Casa de Esperanza Bolaños (Mota), señora casi ciega. Todos los años criaba un cerdo, para venderlo en tiempo de Navidad. Una vez decidió que el vecino Isaías Rodríguez lo matara, parte de la carne la vendió y otra la regaló a los más pobres. Manuel Ulate, hombre que creo desde niño, fue policía; hizo una casa a la par en terreno de ella para su familia. Su esposa e hijas se fueron y él terminó lastimosamente en la indigencia.

Este lugar, en un inicio era un cafetal. Rosita Benavides hizo su casa, quedándole detrás un gran solar. Tanto Beto Ramírez, Esperanza Bolaños y Rosita viven frente a la casa y lote de Tina Rodríguez. Una cosa importante de mencionar es que Tina y sus hermanos, Ramón, Juan y Víctor compraban café que la gente rejuntaba y lo ponían en grandes manteados al frente de su propiedad. Una vez seco lo sacaban en el pilón, lo venteaban, y ya escogido lo echaban en sacos y se lo vendían a Eugenio Azofeifa, dueño de la pulpería las Industrias. Este señor vendía café molido, pues quienes lo surtían en ese entonces eran estos señores.

Casa Consuelo Calderón, mi tía, esposa de Tino, allí vivía Queco. Al frente había una cerca (lote) que era de Ernesto Bolaños que luego lo vendió a José Léon (Poche) el peluquero.

Casa de Gloria Calderón -mi mamá-, entre la casa de mi mamá y la casa de Blanca Zamora sobre la acequia, había un puente ancho, el más ancho de todos. Allí sacaban el café para llevarlo al Beneficio de la callecilla donde había fincas como la de Consuelo León, Nina Benavides, Rafael Zamora y Chico Campos, además del cafetal de Noé Marín que hasta allí eran los límites.

En la finca de Nina Benavides había una casa donde vivía Milda Sánchez, mamá de Paco y Poche .En la finca de Consuelo León había una casa que habitaba Abel Zúñiga y su esposa María con su hijo Bolivar. En parte de la propiedad de Chico Campos vivió Rosario Ramírez, Lisímaco Elizondo y su familia.

Casa de Rosa Rodríguez (Papa) Benjamín su esposo (Candidato) y su familia Enrique, Priscila y Marcos. Frente a esa casa estaba en ese momento la finca de Rafael Zamora.

Dominga Ramírez (tía paterna) había dos casas, una en la que vivía ella y mis primos y otra que alquilaba. Se repite la ubicación con respecto a la finca del señor Zamora.

Llegamos a la casa de Blanca Zamora, arriba indicada y de allí hacia arriba (este) continúa la casa de Isabel González (Chavela) quién después vendió y se fue a vivir a Santa Rosa. Actualmente habita la familia de Rodrigo Cartín. Frente a esa propiedad está la casa y lote donde vivía Delfina Benavides y sus hermanas.

Casa de Francisco Chaves y Ester Ramírez (hermanos), tuvieron un vivero, creo que fue uno de los primeros que hubo en Santo Domingo. Casa de Francisco igual ubicación del caso anterior.

Casa de Pedro Cantillano y Margarita quienes trabajaban en manualidades, hacían arreglos florales, coronas para primera comunión y bodas, tenían encargos de muchos lugares del área metropolitana. Decían que Pedro fue el que inventó el juego de la cascarita de limón. Era muy agradable y le sacaba chiste a todo. Actualmente en ese lugar está Exsfisa que es un negocio donde venden artículos de oficina. Frente a casa de José Melchor Zamora.

Casas de Juan José Chacón (Banche) que alquilaba después casas de Augusto Alpízar y Lela Chacón. En el terreno de Augusto, una de las casas viejas la apearon e hicieron la entrada de un pequeño condominio. También Banche cuñado del señor Alpízar mandó a abrir una calle hacia el norte (calle donde está la casa donde vive doña Elsa Azofeifa, Madre de nuestro compañero Juan Ernesto). En esa finca, Juan José vendió para construcciones de casas.

Cruzando la calle principal de San Vicente al lado opuesto se va hacia Plaza Nueva. Justo donde vive la familia de Olman Castillo, allí estaba la casa vieja de don Augusto, casa esquinera en San Vicente. Frente a su propiedad estaba la casa alquilada, con lote perteneciente a Julio Benavides.

Al otro lado de la calle, siempre sobre la línea de San Vicente, actualmente vive el hermano de Olman Castillo, Freddy. Éste y la casa de doña Olga, esposa de don Guillermo,( aviador quien murió en un accidente). Antes había una tapia conformada por adobes, con un pequeño techo de tejas. Frente a la casa de Olman y parte del lote de Julio Benavides, al lado de está última propiedad sobre la calle, había un árbol grande de higuerón. Al frente de la casa de su hermano Freddy estaba el lote de la mamá de Fulvia Fonseca quien murió en un accidente automovilístico.

Dos casas más de Don Augusto, actualmente las habitan sus hijas con sus familias. Al frente está el lote de Alcides Rodríguez.

Luego se encuentra la casa de madera donde vivía Jorge Bolaños, quien era constructor. Hoy es un terreno con maleza. Al frente está la parte de tapia de Alcides Rodríguez.

Casa de Felicia Rubí y de su hermana Luz. La primera trabajó como conserje en la Escuela Félix Arcadio Montero. Casa esquinera donde había un amplio callejón, actualmente es una de las calles más importantes, ya que es la entrada al Colegio Santa María de Guadalupe, dos asilos, Clínica Hugo Fonseca, IPEC, Escuela San Vicente, urbanizaciones nuevas etc. Al frente se ubica la casa esquinera de Alcides Rodríguez.

Cruzando la calle, sobre la misma línea de San Vicente vivía Leví Villalobos, Socorro y su familia, él se ganaba la vida haciendo transportes de muebles y a veces tierra con un viejo carro de carga. Frente a su casa vivió Mariana Chacón, de profesión costurera.

Casa de Chepita Ramírez, en la actualidad vive Meno Rodríguez (Papa) y su hijo Fernando quien vende naranjas frente a la tapia de la casa de la finada Mariana Chacón..

Casa del Doctor Oldo Rodríguez (Hijo de Victor Rodríguez, farmacéutico), ahora vive su familia. Al frente había una tapia de los Miranda, actualmente construyeron casas.

Casa familia Matamoros (Antonio) cuñado de el Dr. Oldo. Hoy en día viven sus familiares. Antigua tapia de la familia Miranda. Seguidamente hay otra casa no sé si pertenece a esta familia. Allí se ubica que la casa de los Alcohólicos Anónimos.

Casa de Pepe Ocampo, papá de Virginia y Amparo, quienes fueron maestras de la escuela Félix Arcadio Montero. Como la casa no está dentro de un cuadrante, al frente, lo existente es la calle que se ubica detrás de la Basílica hacia el norte. También desde allí se inicia la acequia por medio de un recoveco que hace la misma; es decir, viene por la orilla hacia la izquierda. No sé si hubo algunos tubos para hacer ese cruce, lo cierto es que así me acuerdo de esa calle. Es decir viene paralela a un pequeño paredón, después una cerca de zorrillo que viene desde la finca el Tanque y pasa por la finca El Molino, haciendo ese cruce que pareciera que estuviera tapado, y es así porque por allí marchaban carretas tiradas por yuntas de bueyes. La misma se dejaba ver entre la orilla donde vivía la familia Varela y la Cantina y pulpería El Guacalillo.



Después de la casa de Pepe Bolaños estaba la de Rafael Montiel, ahora allí se encuentra un taller de mecánica donde fabrican portones y otros acabados en hierro.

La casa del Ing Macho González, quien pertenece al Movimiento Félix A. Montero. Conserva la casa igual a como la tenían antiguamente los empleados de los Rohmoser y Montealegre. No sé si de los Rohmoser relacionaban algo con el rojo. Porque la gran mayoría de estas casas eran hechas igual y las pintaban de rojo. Allí vivió Macho León. Frente a esta propiedad había otra gran finca que pertenecía la Familia de Teresa González y su esposo Isaac Jiménez (Taso) jugador famoso del futbol de antaño.

Después de allí existían solo cafetales (ahora el Más X Menos) y las urbanizaciones actuales. En parte de la finca El Molino existió una casa, también de los Montealegre donde vivía Miro Valerio y Tiba. Esa casa sí no era parecida a las antes descritas. Cuando se fueron esas personas de allí fue destruida.

Frente a la finca de Teresa González que colindó con los Pavos, ahora los Hidalgo, a la que me referí arriba. También contiguo a la Casa de los Pavos (casa diferente también a las demás), estaba la casa que pertenecía a Gerardo Bogantes (Barrialillo) y Cecilia; después Rafael Artavia y Maruja, las mujeres eran hijas de don Víctor Ml. Rodríguez, el dueño del Guacalillo. En la Finca el Tanque había una casa donde vivió Rubén Bogantes quien era el encargado del Patio de Beneficio.

La casa de Ángel Valerio, hombre alto y fornido (Chito) y María Rodríguez. Allí se encuentra la Casa de la Cultura Domingueña. Casi al frente, antes había una casa donde vivía Rafael Bolaños (Redondo), posteriormente hacia arriba había fincas. Creo que ahora son propiedad de Carlos Loaiza.

Recordar todas estas personas, familias, anécdotas, sonrisas, ilusiones, casas, fincas, cafetales, árboles me han hecho vivir momentos inolvidables. Fue un paseo alegre y a veces triste, porque estoy consciente de lo que el distrito de San Vicente de Santo Domingo de Heredia ha perdido. Estoy contento por el aporte que como distrito le hemos dado al pueblo domingueño en salud y educación, pero triste por el desplazamiento obligado hacia otros terruños de muchos de nosotros por un desarrollo impuesto por intereses mercantilistas. Por eso grito con fuerza a los demás pueblos del país y en particular a los distritos del este de Santo Domingo de Heredia que no sean simples espectadores de su desarrollo, pues se paga muy caro la carencia de protagonismo de sus habitantes. Con la ayuda de DIOS y la fuerza combativa de cada comunidad con mucha organización y participación el camino se recorre con un poco más de justicia y solidaridad.

Jorge Ramírez Calderón. Grupo Cívico Domingueño. Martes 16 de octubre del 2012







lunes, 15 de octubre de 2012

Relato N° 5. Nostalgia por mi querida Calle Ronda, San Vicente de Santo Domingo Heredia: calle apacible en antaño que se transformó en ruta para el paso de vehículos pesados que arrebató la tranquilidad a los pobladores y produjo deficiencias estructurales en la vía.

Nostalgia por mi querida Calle Ronda

El niño que creció

Volviendo a mis años de niño, en 1963, tuve la primera experiencia dolorosa, la muerte de Queco, en un accidente, en la orilla del puente Bermúdez. Sufrimos todos: la familia y las personas que lo conocimos. Según contó una persona que pudo apreciar ese momento fatal, Queco se orilló hacia el puente, en la parte donde se inicia, por el lado del Matadero Municipal y él aunque ciego tenía cierta sensación de luminosidad; sin embargo, pareciera que un carro lo alumbró y Queco en lugar de tomar la orilla del barandal se fue por la saliente, cayendo al vacío.

Eso provocó mi primer encuentro con la muerte y el vacío que deja un ser querido, porque cuando partió de este mundo tío Domingo no tenía conciencia, pues era muy pequeño.

Por ese año vino John F.Kenndy presidente de Estados Unidos al país, y comenzó el volcán Irazú a tirar ceniza; fue un tiempo muy trágico porque muchos productos se perdieron por ese suceso.

Otro acontecimiento, que al principio fue “supuestamente grandioso, fue el entubamiento de la acequia que corria por el centro de la Calle Ronda, porque para muchos la comunidad tenía que “desarrollarse”. Sin embargo, al principio fue todo un acontecimiento, pues mucha gente tuvo que ver en este suceso. Empleados de todos lados, vagonetas jalando materiales, tractores alzando con grandes cadenas los tubos que uno a uno se iban colocando. Cuando finalizaban el trabajo, todos los niños y niñas jugábamos en dichos tubos, corríamos por ellos pues el caudal de agua era muy poco, casi nada, porque el trabajo se hizo en verano; además de que se había hecho una presa que soltaban el agua en la mañana y después el caudal era igual que cuando jugábamos.

Los días, meses, años pasaron y día a día el crecimiento de la cantidad de carros se fue acentuando, aún no era tan notorio como ahora, pues los estudiantes del Colegio Santa María de Guadalupe caminaban por la Calle Ronda, hasta ese momento sin preocupación, pero el paso de los años hizo que furgones y carros pesados tomaran esa ruta como si fuera una calle nacional para dirigirse a la ruta 32 que los lleva al puerto de Limón. Esto provocó que los padres de familia y los profesores hablaran constantemente con los estudiantes para que tuvieran cuidado al cruzar por la calle; es decir, se perdió la tranquilidad de mi barrio.

Hoy en día, esos mismos ruidos estrepitosos de furgones enloquecen a más de uno. Carros pequeños que corren rapidísimo cuando hay poco tráfico, motos a escape libre que no dejan dormir a la gente. Se perdió la paz que se vivía en aquellos años añorados.

Y qué decir de la calle, los tubos tienen más de cincuenta años; por tanto, su vida útil ya pasó, el pavimento presenta grandes fisuras. Según cuentan los vecinos, cuando llueve es tanto la cantidad de agua que las tapas de las cajas registradoras se levantan. Así pretenden, tanto los nuevos desarrolladores como empresarios, seguir utilizando esta acequia entubada como el desfogue único con la complicidad de las oficinas gubernamentales y el silencio cómplice del Gobierno Local.

Vecinos y amigos de Calle Ronda, recuperemos lo que nos arrebataron: la tranquilidad y la paz. Organicémonos y seamos artífices de nuestro propio desarrollo. No permitamos la imposición de otros por intereses mercantilistas sin pensar en las personas que conocemos la historia y habitamos ese barrio.

Jorge Ramírez Calderón. Grupo Cívico Domingueño. Lunes 15 de octubre del 2012





sábado, 6 de octubre de 2012

Falta de aceras y deterioro de las mismas en el Cantón de Santo Domingo de Heredia. Por eso el Grupo Civico Domingueño presenta una denuncia ante la Defensoría de los Habitantes por la falta de aplicación del reglamento para el cobro de tarifas por la omisión parcial o total de los deberes de los propietarios y /o poseedores de bienes inmuebles, conocido como reglamento de aceras.

Desde el 14 de mayo del 2012 el Grupo Civico Domingueño presentó una denuncia a la Defensoría de los habitantes por la inacción en la aplicación del reglamento de aceras en el Cantón. La falta de aceras en ciertos sectores y el mal estado de la mayor parte de las mismas, hacen que sea necesario una llamada de atención de parte de ese ente institucional a ver si acaso reaccionan los jerarcas municipales encargados de ejecutar dicho reglamento y por ende realizar las obras necesarias para remediar este problema que afecta en especial a personas adultas mayores y personas con discapacidad. Ya en fecha 7 de setiembre 2012 la Defensoría le notificó a la Sra Alcaldea y le solicitó el informe respectivo y el 2 de octubre  le efectuó la prevención para la presentación del informe. 


GCD: 010-2012                                                  14 de mayo de 2012


Señores
Defensoría de los Habitantes


Como resultado de las demandas y necesidades ciudadanas, expresadas a la municipalidad por el Grupo Cívico Domingueño, y con apoyo de la Defensoría de los Habitantes (ver oficio de cierre del expediente de esa institución FV-05748-2010 del 25 de mayo del 2010), el Concejo Municipal de Santo Domingo, tras someter a consulta pública el “Reglamento para el Cobro de Tarifas por la Omisión Parcial o Total de los Deberes de los Propietarios y/o Poseedores de Bienes Inmuebles”, según acuerdo de sesión 179- 2010 del 12 de abril del 2010, finalmente aprobó ese reglamento en sesión 60-2011 del 10 de enero del 2011. Fue publicado en La Gaceta, # 37 del 22 de febrero del 2011, y puesto en vigencia. Sin embargo, a la fecha no ha entrado en operación.


En reunión sostenida con la señora alcaldesa el 4 de mayo del 2011, les solicitó le diésemos una lista de los casos más importantes, para empezar. La misma le fue suministrada en oficio GCD 026- 2011 del 23 de mayo del 2011. No hemos recibido respuesta y no se ha realizado ninguna obra en los casos que se informaron en esa oportunidad ni en otros que conozcan.


Así, la aplicación del reglamento es todavía nula; continúan los argumentos conocidos, como que debe presupuestarse una suma para que la Municipalidad haga las obras (sesión 158 del 19 de marzo del 2012), lo que demuestra la inoperancia municipal en este campo.


Es así que, a dos años del cierre de expediente por parte de la Defensoría en gestión ya mencionada, continúan prácticamente en el mismo estado de cosas. Razón por la cual, solicitan a la Defensoría la colaboración para lograr que la municipalidad empiece la aplicación decidida del citado reglamento


Grupo Cívico Domingueño

viernes, 5 de octubre de 2012

Nostalgia por mi querida Calle Ronda, San Vicente de Santo Domingo de Heredia. Relato N° 4. Del hoy a mi infancia en los cafetales. La cementación indiscriminada de San Vicente y los problemas de inundaciones en el sector y distrito central de Santo Domingo.

Nostalgia por mi querida Calle Ronda
Del hoy a mi infancia entre cafetales

Se puede rescatar de mi querido San Vicente el aporte a la educación domingueña con la construcción de dos colegios públicos y uno privado, una escuela pública, el IPEC, algún Kínder, etc. La nueva Clínica del Seguro Social “Hugo Fonseca” ha venido a mejorar la atención de los domingueños, así como la instalación del Centro Diurno de Ancianos y la recién inauguración del nuevo” Hogar María”, donde se atienden a personas mayores solas, enfermas y discapacitadas. Por su parte la fábrica Vigui da empleo a habitantes del cantón y se han desarrollado algunas actividades comerciales.

Pero, paralelo a esto, dolorosamente, San Vicente o Calle Ronda, como es conocida, no se merecía el ‘’avance cementero’’ desordenado y deshumanizado, cuyas consecuencias ya se han sentido y cada vez serán más graves, las aguas que antes se infiltraban en la tierra ahora fluyen por encima del cemento causando inundaciones en el lugar y distrito central; algunos creen que es desarrollo; sin embargo, eso es lo que realmente queremos y a costa de qué. Antes Santo Domingo entero y muchas comunidades sí podían decir que protegían los acuíferos para las generaciones futuras y vivían en armonía con la naturaleza respirando el aire puro y disfrutando del olor de los cafetos en flor.

La mayor parte de la gente trabajaba en los cafetales. Yo, desde niño, tuve que ganarme los uniformes de la escuela y a los 7 años ya cogía las bandolas de café en las calles que mis hermanos mayores llevaban. Pronto llenaba un tarro que vaciaba en un saco angosto. Con el primer dinero compré un canasto. Así pasó el tiempo y con eso ajustaba el dinero para comprar mi vestuario escolar.

Luego los años se fueron sucediendo uno a uno hasta que llegué a manejar una calle solito. Comencé, además de coger café, a jalar almuerzos a mis hermanos. Eso me benefició porque cada uno me reponía una cajuela de café por el mandado. Sólo en lugares muy alejados como la Finca la Mariquita y Benjamín llevábamos lo que íbamos a consumir durante el día. En ese tiempo no había peligro cuando un niño andaba por los cafetales, por el contrario la gente adulta se lo topaba a uno y muchos lo cuidaban.

Más de 62 manzanas de cafetales, donde la gran mayoría pertenecía a la familia Rohmoser y Montealegre, gente muy adinerada, quienes por décadas tuvieron esas propiedades, logrando enriquecerse aun más con la venta y procesamiento del grano de oro.

Todavía en los años 70 esas fincas colindaban con la propiedad del padre Delio Arguedas. Hoy pertenecen a los Padres Trinitarios y a la comunidad del Monte Carmelo.

A continuación voy a mencionar algunas de las propiedades a partir del límite antes mencionado. Algunas de ellas llevaban el nombre de algún empleado que vivía en la casa de la finca. Finca Los Carrucho, Finca Noé Marín, El Polaco, El Banco. Los terrenos mencionados anteriormente son los que actualmente ubican el Polideportivo, la urbanización y la parte de la Clínica del Seguro Social Dr. Hugo Fonseca.

Obviamente allí estaban ubicadas pequeñas fincas como la de Chico Campos que comprende la Plaza del Polideportivo y el Gimnasio “Rodrigo Segura”, Finca Josecito, Finca Rafael Carmona, Finca Marcos Oviedo, Finca Vindas, en parte de ese territorio se construyó la fábrica Vigui. Un sector de la Finca Pancracio Marín se construyó el Colegio Santa María de Guadalupe y las urbanizaciones allí existentes. Frente al colegio vivía don Gonzalo Fonseca quien tenía una pequeña propiedad y hoy es parte de la urbanización, También allí se encontraban pequeñas fincas de la Familia Zamora (Rebeca- odontóloga).

Más arriba estaba la finca de María Argüello, que no pertenecía a los Montealegre. En la Finca El Molino se ubica actualmente El Más por Menos. Por su parte, en la finca conocida como El Tanque, se encuentra hoy en día la Casa de la Cultura Domingueña. Las fincas aledañas a Calle Don Pedro y La del Barro de Olla no pertenecían a los Montealegre.

La Mariquita y otra finca que llevaba el nombre Benjamín poseían muchas piezas arqueológicas. En esta última se encontraban osamentas, al principio se creía que eran de aborígenes; posteriormente se indicó que procedían de gente fallecida por el cólera y que fueron enterrados allí, al menos eso era lo que se decía. Las fincas citadas estaban ubicadas en otros lugares y para llegar a ellas teníamos que caminar por la calle que se encuentra actualmente en el costado norte de la Fábrica Vigui.

En El Tanque había un recibidor de café, además existía un pequeño lago donde había cisnes y carracos. Era la sede central de la finca, no sólo recibían el café de sus fincas sino el de otros pequeños propietarios. Frente a este lugar existía otra propiedad llamada Los Pavos, porque había muchas de esas aves y eran cuidadas por Don Víctor León (q.d.D.g). Ahora es el Condominio Los Hidalgo.

Eso es un poco de lo que me acuerdo, cuando yo iba a coger café a esas fincas, donde mi padre trabajaba como jornalero. Días inolvidables jugando, disfrutando y formándome como ser humano. De Dios, de las personas y de la tierra recibí la inspiración para servir a mi prójimo.

Jorge Ramírez Calderón Grupo Cívico Domingueño. Jueves 4 de octubre del 2012