sábado, 15 de septiembre de 2012

Nostalgia por mi querida Calle Ronda, San Vicente de Santo Domingo Heredia. N° 1.

El San Vicente de ayer se destacaba por la gran acequia que recorría La Calle Ronda, donde los niños de la época disfrutaban sanamente de jugar en la misma. Uno de ellos  Jorge Ramírez,  narra a continuación lo que recuerda de su niñez. 

NOSTALGIA POR MI QUERIDA CALLE RONDA
Aventuras en la acequia y su entorno



Cuando llegaba de la escuela de niños Félix Arcadio Montero, ubicada en el centro de Santo Domingo de Heredia, a mi barrio llamado San Vicente o Calle Ronda, veía pasar una gran acequia que cruzaba, desde el frente de la Pulpería y Cantina el Guacalillo hasta los límites de la carretera principal de Heredia. Recuerdo que las advertencias de nuestros mayores de no meternos en la zanja no eran obedecidas, pues vivíamos grandes acontecimientos: cogíamos olominas de colores, algunos con varas largas cruzaban de una orilla a otra, cual si fuese unas garrochas. Otros probaban sus destrezas brincando, los más osados lo lograban, pero muchas veces se caían y salían llorando con su ropa mojada; quizás con raspones o previendo la castigada que se les venía encima.

Una vez, Ulises Zamora hizo al frente de su casa una presa y aunque la zanja no era tan ancha, duró varias horas nadando a lo largo de la misma, también otra gente se apuntó al baño. La acequia era la división convencional entre el distrito de San Vicente y el central. Se decía que había una pugna entre la gente de Calle Ronda y el centro de Santo Domingo, según se comentaba, pues nos decían que éramos atrasados, porque solo cafetales había en nuestro barrio. No importaba, igual lo queríamos. Ahora lo comprendo. En ese tiempo las tierras valían poco y la mayoría de los que allí trabajaban en ese entonces eran jornaleros, cogedores de café y otros puestos humildes.

Algo espectacular era ver a Don Rafael Carmona, Don Vidal Bolaños, Miro González y Felipe Cantillano (entre otros) pasar con las carretas tiradas por bueyes y llenas de café, por una de las orillas más anchas de la calle junto a la acequia que era la parte perteneciente al centro de Santo Domingo. Iban directo hacia el recibidor de café de los Montealegre ubicado en una de sus fincas cuyo nombre era el Tanque. Otros boyeros preferían pasar 100 metros más doblando a la izquierda y pasaban frente a la casa de Pepe Rodríguez, Alcides Ramírez, Julio Benavides, Mardoqueo Bolaños, quien también era boyero; además su hijo Eduardo (Chicote) lo ayudaba. Subían hasta llegar a las casas de Danilo y Teresa González (ambos hermanos) , las cuales cortaban el camino; es decir, éstas estaban frente a la calle citada. Los boyeros tenían que cruzar a la izquierda y pasaban frente a la Pulpería y cantina El Guacalillo de Don Víctor Rodríguez y su esposa Bertila Montero. Allí doblaban hacia la derecha para tomar otra vez la calle San Vicente directo al Beneficio.

Era bello ver a hombres y mujeres de todas las edades, caminar por esa calle a ambos lados de la acequia con canastos al hombro para coger café muy de madrugada, no solo a las fincas de los Montealegre sino a las de Dora Zamora, David González entre otros. Unos iban contando chistes, otros cantando y a la hora del regreso a sus hogares venían quizás un poco cansados, pero igual de contentos, más que ya traían su platita para sus casas. Yo fui uno de los afortunados que junto a mis hermanos formábamos parte del paisaje y sobre todo la linda experiencia de ese añorado tiempo. Por cierto uno de los más chistosos era Félix Antonio (Jocotes) que con tal de apuntarse al vacilón le sacaba chistes hasta sus padres. Contaba que cuando cayó ceniza, su mamá le preguntó a un señor si sabía dónde estaba Nano (su esposo) a lo que contestó el señor, mujer quién soy yo. Riéndose Nano, ya que ella no lo conocía por la cantidad de ceniza que tenía encima.

Siento nostalgia por mi querida Calle Ronda. Ahora se viven otras circunstancias; sin embargo, nunca debemos olvidar estos pasajes y darlos a conocer para que las nuevas generaciones sepan de dónde vienen, qué deben cuidar y hacia dónde dirigirse como comunidad. Sobre todo oponerse a los furgones que pasan por esta calle y al desarrollo desordenado en nuestro querido San Vicente, que ya se está volviendo en contra de los mismos vicentinos.

Jorge Ramírez Calderón. Grupo Cívico Domingueño. 15 de setiembre 2012

San Vicente en el 2012


 
San Vicente en los años 50







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