miércoles, 4 de julio de 2012

LAS HUELLAS QUE DEBEMOS SEGUIR

Este artículo al igual que otros publicados en esta  página, va encaminado a dejar un mensaje a los actuales residentes del cantón de Santo Domingo de Heredia,  de la vida, costumbres, tradiciones, valores, etc.  de nuestros antepasados, aspectos que son fundamentales para construir nuestro presente.

Martes 3 de julio del 2012


Las huellas que debemos seguir

En la revista “Su casa” del Grupo Nación, en la edición de junio y julio del 2012, aparece un artículo titulado “Cafecito domingueño”, donde se hace una entrevista a doña Elsa Azofeifa y otros domingueños. El contenido se ilustra con excelentes fotos de Santo Domingo de Heredia y se profundiza en la historia e idiosincrasia domingueña.

La conversación del Periodista con doña Elsa Azofeifa nos lleva a descubrir los verdaderos valores que caracterizan el “ser domingueño”. Dice doña Elsa, entre otras cosas, que fue cogedora de café, remendó medias de seda para ajustar y comprar bocados para sus 9 hermanos, ayudó permanentemente a su mamá a ganarse el sustento con la costura, estuvo en la Filarmonía Femenina de Santo Domingo, siendo adolescente, estudió en la Escuela Normal de Heredia y estrenó su título de maestra en Rivas de Pérez Zeledón donde conoció a su esposo; nacieron 5 hijos. En 1990 regresó de la jubilación , sacó una licenciatura y trabajó un poco más. En los últimos años ha estado escribiendo sobre la casa de su abuelo, los vecinos de su juventud, las mujeres domingueñas, las casas donde vivió y una herencia que se evaporó.

Con una gran alegría y entre risas que contagian cuenta el Santo Domingo que ha conocido en 81 años de vida: Candela desde el bisabuelo, las calles de zacate por donde arreaba la vaca, los corredores de la escuela y la plaza vieja donde jugaba, los cafetales donde cantaba, su participación como clarinetista en la Filarmonía Femenina. Su mamá le contaba que se levantaban de madrugada para ir a traer el agua a La Saca en latas de manteca. Conoce muy bien sus orígenes y tiene en su memoria los recuerdos de sus abuelos y de sus papás.

Las personas que conocemos a doña Elsa comprobamos siempre en ella una forma especial de ser, una mujer y una madre formada en los verdaderos valores domingueños: trabajo, esfuerzo, estudio, cultura musical, dedicación, solidaridad, aprecio por el pueblo y sus tradiciones, optimismo, alegría en la lucha, valentía para superar los obstáculos. Doña Elsa representa a muchas generaciones de mujeres y hombres domingueños que hicieron posible el Santo Domingo actual.

Las generaciones que ella representa han caminado por el sendero verdaderamente domingueño. Nos corresponde ahora a nosotros y a las futuras generaciones, como un homenaje a estas ilustres mujeres y hombres domingueños, transitar por este camino siguiendo sus huellas. La ruta está marcada. El tiempo apremia. Hagámoslo ya.

GRUPO CÍVICO DOMINGUEÑO








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