martes, 3 de mayo de 2016

Homenaje a humildes hombres y mujeres de finales del siglo XIX y XX residentes en el distrito de Santa Rosa de Santo Domingo de Heredia caracterizados por tener grandes valores como el trabajo, honestidad, religiosidad, etc.


           Homenaje a generaciones de roseñas y roseños de finales del SXIX y SXX
                   Con gratitud para Zoila, Adelia, Tana y Zulema

Santa Rosa de Santo Domingo de Heredia es un distrito ubicado en el oeste del Cantón y ha sido desde el siglo XIX una zona cafetalera. Algunos de nosotros participamos con muchos roseños y roseñas en las cogidas de café y en la vida cotidiana de ese distrito, en las diferentes fincas grandes, medianas y pequeñas que existían sobre todo a mediados y segunda mitad del siglo XX.

Compartir con todas esas personas roseñas fue un aprendizaje permanente en todo sentido, sobre todo en valores, pues fuimos testigos de la práctica constante de valores como el trabajo, la solidaridad, la religiosidad, la honestidad, la austeridad, en fin, el verdadero cristianismo.

Recordamos muchos nombres y familias de ese momento. Mencionamos algunos: Aniceto, Ismael, Berta, Remigio, Tilo, Carmen, Mencha, José, Erlinda, Pompilio, Gonzalo, Eulogio, Paulino, Jorge, Marta, María Eugenia, Beto, Isidro, Severo, Elí, Carlos, Rita, Emilio, Orfilio, Lila, Inés, Las Acuña. Los Villalobos, Los Valerio, etc, etc, etc.

Algunos de nosotros logramos la colita de participar con muchos de ellos en las cogidas de café en la segunda mitad del Siglo XX. Presenciamos su trabajo diario y su quehacer permanente. A pesar de ver mucha pobreza material alrededor de ellos, siempre se distinguieron por ayudar, compartir, enseñar, en otras palabras, amar a sus semejantes.

Zoila, Adelia, Lucitana Acuña Villalobos eran  tres hermanas que se caracterizaron  por su gran amor a sus semejantes, en especial a su hija adoptiva Zulema Acuña Sánchez y a todos los demás familiares. Fueron madres adoptivas cuando se necesitó y con su ejemplo enseñaron a los demás a ser mejores seres humanos. Humildes, trabajadoras, solidarias, amorosas, ya con sus años encima las recordamos con su canasto a cuestas recogiendo las diferentes cosechas de café, trabajando en los cafetales y viendo con su trabajo-paleando, apodando, sembrando- la pequeña finquita que tenían.  

Con cariño saboreamos los tamalitos que hacían-incluso llegaron a llamarlas las tamaleras porque vendían a cinco céntimos cada tamal- el cafecito que tomamos muchas veces en el cafetal o en la casa. Ver sus fotos en este momento nos llena de alegría, ilusión, de responsabilidad y de recuerdos de batallas ganadas a favor de sus semejantes a lo largo de sus vidas.

Recibimos también sus historias: el proceso de construcción de la Ermita católica de Santa Rosa que se levanta imponente en el distrito, la visita a rezar el rosario del niño en la Rinconada, la rigidez de los padres con sus hijas para el sacramento del matrimonio católico, la organización para limpiar la Basílica de Santo Domingo centro, las primeras letras aprendidas por algunas que pudieron asistir  a primer grado porque después las sacaron para trabajar en los cafetales, el curso de bordado para las muchachas, el accidente del tren en el puente negro, la importancia del ahorro sobre todo en tiempos de crisis, el dormir fuera de las casas por los constantes temblores, los turnos, los juegos de cinta, los juegos de pólvora, el payaso Marcial, las procesiones y vivencias de la Semana Santa en Santo Domingo centro, etc, etc.

Mujeres y hombres que vivieron en un momento dado de la historia y que construyeron el distrito de Santa Rosa de Santo Domingo de Heredia y cuyo resultado está a la vista en el presente, como los pocos árboles que se ubican en el sector sur de la Escuela Rubén Darío. Sabemos que cada generación da su aporte a su comunidad, en proyectos de índole material y espiritual. Pero ellas y ellos en el período sobre el cual reflexionamos señalaron el camino en el cual debemos transitar todos en el presente y en el futuro: la senda de los verdaderos valores: espiritualidad, humildad, solidaridad, trabajo, honradez, participación, austeridad.

Por eso con gratitud y admiración las recordamos y les agradecemos permanentemente, con nuestro esfuerzo diario, hacer lo mejor por nuestras comunidades donde nos encontremos en el presente siglo XXI. Además instamos a todas las personas y  los jóvenes roseños a valorar lo que disfrutan y a continuar los ideales positivos practicados por las generaciones anteriores.

GRUPO CÍVICO DOMINGUEÑO                                 Miércoles 26 de abril del 2016




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