Homenaje a generaciones de roseñas y
roseños de finales del SXIX y SXX
Con gratitud para Zoila,
Adelia, Tana y Zulema
Santa Rosa de Santo Domingo de
Heredia es un distrito ubicado en el oeste del Cantón y ha sido desde el siglo
XIX una zona cafetalera. Algunos de nosotros participamos con muchos roseños y
roseñas en las cogidas de café y en la vida cotidiana de ese distrito, en las
diferentes fincas grandes, medianas y pequeñas que existían sobre todo a
mediados y segunda mitad del siglo XX.
Compartir con todas esas personas
roseñas fue un aprendizaje permanente en todo sentido, sobre todo en valores,
pues fuimos testigos de la práctica constante de valores como el trabajo, la
solidaridad, la religiosidad, la honestidad, la austeridad, en fin, el
verdadero cristianismo.
Recordamos muchos nombres y
familias de ese momento. Mencionamos algunos: Aniceto, Ismael, Berta, Remigio,
Tilo, Carmen, Mencha, José, Erlinda, Pompilio, Gonzalo, Eulogio, Paulino,
Jorge, Marta, María Eugenia, Beto, Isidro, Severo, Elí, Carlos, Rita, Emilio,
Orfilio, Lila, Inés, Las Acuña. Los Villalobos, Los Valerio, etc, etc, etc.
Algunos de nosotros logramos la
colita de participar con muchos de ellos en las cogidas de café en la segunda
mitad del Siglo XX. Presenciamos su trabajo diario y su quehacer permanente. A
pesar de ver mucha pobreza material alrededor de ellos, siempre se
distinguieron por ayudar, compartir, enseñar, en otras palabras, amar a sus
semejantes.
Zoila, Adelia, Lucitana Acuña
Villalobos eran tres hermanas que se
caracterizaron por su gran amor a sus
semejantes, en especial a su hija adoptiva Zulema Acuña Sánchez y a todos los
demás familiares. Fueron madres adoptivas cuando se necesitó y con su ejemplo
enseñaron a los demás a ser mejores seres humanos. Humildes, trabajadoras,
solidarias, amorosas, ya con sus años encima las recordamos con su canasto a
cuestas recogiendo las diferentes cosechas de café, trabajando en los cafetales
y viendo con su trabajo-paleando, apodando, sembrando- la pequeña finquita que
tenían.
Con cariño saboreamos los
tamalitos que hacían-incluso llegaron a llamarlas las tamaleras porque vendían
a cinco céntimos cada tamal- el cafecito que tomamos muchas veces en el cafetal
o en la casa. Ver sus fotos en este momento nos llena de alegría, ilusión, de
responsabilidad y de recuerdos de batallas ganadas a favor de sus semejantes a
lo largo de sus vidas.
Recibimos también sus historias:
el proceso de construcción de la Ermita católica de Santa Rosa que se levanta
imponente en el distrito, la visita a rezar el rosario del niño en la
Rinconada, la rigidez de los padres con sus hijas para el sacramento del
matrimonio católico, la organización para limpiar la Basílica de Santo Domingo
centro, las primeras letras aprendidas por algunas que pudieron asistir a primer grado porque después las sacaron
para trabajar en los cafetales, el curso de bordado para las muchachas, el
accidente del tren en el puente negro, la importancia del ahorro sobre todo en
tiempos de crisis, el dormir fuera de las casas por los constantes temblores,
los turnos, los juegos de cinta, los juegos de pólvora, el payaso Marcial, las
procesiones y vivencias de la Semana Santa en Santo Domingo centro, etc, etc.
Mujeres y hombres que vivieron en
un momento dado de la historia y que construyeron el distrito de Santa Rosa de
Santo Domingo de Heredia y cuyo resultado está a la vista en el presente, como
los pocos árboles que se ubican en el sector sur de la Escuela Rubén Darío.
Sabemos que cada generación da su aporte a su comunidad, en proyectos de índole
material y espiritual. Pero ellas y ellos en el período sobre el cual
reflexionamos señalaron el camino en el cual debemos transitar todos en el
presente y en el futuro: la senda de los verdaderos valores: espiritualidad,
humildad, solidaridad, trabajo, honradez, participación, austeridad.
Por eso con gratitud y admiración
las recordamos y les agradecemos permanentemente, con nuestro esfuerzo diario,
hacer lo mejor por nuestras comunidades donde nos encontremos en el presente
siglo XXI. Además instamos a todas las personas y los jóvenes roseños a valorar lo que
disfrutan y a continuar los ideales positivos practicados por las generaciones
anteriores.
GRUPO CÍVICO DOMINGUEÑO Miércoles 26 de abril del 2016
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