Margarita Zamora Bolaños
Quiero recordar brevemente a la señora Margarita
Zamora Bolaños, quien falleció el pasado 20 de febrero 2018. Hoy pude
manifestar a su hijo Isaac, quien se desempeñó como ex presidente del Concejo
Municipal hace unos años, el gran cariño que le teníamos a su madre en mi casa.
Fue una persona muy dotada de anécdotas, debido a las contrariedades que
la vida planteó a muchos en su generación; a menudo se detenía en mi casa
para conversar con mi mamá; en aquellos años cuando se podía tener la puerta
abierta, pasaba por el frente y gritaba: ¡Elsa!, y se metía para, con sus
conversaciones, hacer reír a mi madre. Tampoco faltaron las lágrimas.
Quería mucho a mis abuelos y familia; los acercaban muchas vivencias en
común o similares, en especial las dificultades para salir adelante. Y
desde luego, los eventos de cierto realce en la comunidad, de los que una
mayoría fueron testigos.
Me causaba admiración su semblante siempre tranquilo, pero con un humor
latente, humor que era de realismo ante las situaciones humanas, como las que
le tocó vivir. Expresaba una sabiduría de la vida muy sencilla, pero muy
práctica y muy madura.
Con su laboriosidad, casas como la de mi madre recibieron su
colaboración, como los cafetales para la
recogida y la arrancada de lana, y los establecimientos varios en los que
trabajó para ganar el justo sustento, en Santo Domingo y fuera del cantón.
A veces ella no podía contener la risa cuando manifestaba un comentario
de su sabiduría personal. Pero tenía su seriedad cuando, en acopio de ese
saber y de su inteligencia, prescribía sentencias o consejos a los más jóvenes.
A los 6 meses de su despedida, me hace pensar en la dedicatoria que hizo
mi mamá en su librito, para la madre suya a quien siempre amó y extrañó,
"fiel ejemplo de la laboriosidad de la mujer domingueña, quien nunca se
desanimó ante tiempos adversos; el trabajo fue su consigna". Con tal
honrosa descripción, bien puedo decir lo mismo de doña Margarita Zamora
Bolaños, quien no requiere reseñas ya en el Cielo, mas nosotros un tanto sí
mientras peregrinamos.
Juan E.Cruz A.
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