HOMBRES DE AYER Y
DE HOY
Me ha inquietado y también lo
he oído mencionar a muchas personas respecto al paso del tiempo y lo que
escuchado y me he preguntado: ¿sí los minutos, horas, días, semanas, meses y
años están pasando tan rápido que no nos
percatamos de ese constante devenir? Pasa en un cerrar y abrir de ojos o un
chasquido con los dedos. Inclusive me he tomado la “molestia” de consultar a
gente joven al respecto, para ver si ellos tienen esa misma sensación y la
respuesta ha sido afirmativa, donde me han dicho que han sentido esa vida
agitada porque todo precisa para ayer. Sintiéndose convertidos en robots del
sistema. Argumento que me ha servido
para confrontar los asuntos de mi vida de cuando era yo niño y joven con la actualidad. Por tanto he llegado a la conclusión de que
muchos de esos cambios los hemos
respaldado todos, de alguna manera hemos tendido la culpa porque hemos dejado
que costumbres extrañas se injerten en
nuestra sociedad propiciando así, a
través del tiempo, el desequilibrio a todo nivel, tanto en hombres no más de 35
años como gente más jóven. Cambiado no
solo nuestra forma de ser, pensar y actuar supuestamente para economizar tiempo
y por esta misma trama lo más delicado, procurar modificaciones en el escribir, hablar
y vestir. Lo hemos visto en la escritura por internet, sobre todo cuando
mandamos mensajes cortos, ¡cómo se ha destruido el castellano! Y que tiene que
hacerse porque el sistema permite (twitter) cierta cantidad de caracteres,
omitiéndose y mutilando palabras para dar una idea a veces no completa. También
las formas de hablar, donde se copia y muchas veces mal, palabras o dichos de
telenovelas de otros países, perpetuándose así vocablos y anglicismos que desplazan los nuestros con términos que
el resto de la ciudadanía no comprende. Y lo más grosero es cuando uno oye
hablando a otra persona utilizando el castellano correcto y lo señalan
burlonamente como si éste fuese un viejo
anticuado que vive en la edad de piedra.
Desde hace algunos
años para acá hasta nos incomoda que algún adulto mayor o persona de buen
verbo, nos hable de costumbres, formas de ser y actuar, de hábitos y valores:
de moralidad, respeto, tolerancia, paz, honestidad, agradecimiento,
solidaridad, bondad, justicia, amistad, lealtad, generosidad, laboriosidad, humildad, prudencia, libertad,
perseverancia, dignidad, fortaleza, y todas aquellas frases de valores que
induzcan a ser el hombre a vivir bien con los de su misma especie y por ende
que le permia proyectándose hacia la madre naturaleza y con esto, la
consumación de este acto sublime que se
proyectaría hacia lo más grande, a lo celestial, a DIOS.
Lo que no aceptan, o
no saben para decirlo de una manera más prudente, es que el hombre actual, con
las facilidades que tienen y que la misma tecnología le permite, es que llegan
a un “estado de facilidades” que los
desconectan de la realidad y que la constancia de lo repetitivo (en algunos
casos) es lo que lo hacen más ágiles, nada más, sin embargo se pierde la
perspectiva de un hombre completo, ya
que con el ejercicio de que todo precisa para ayer, lastimosamente gracias a le premura del
mercado por vender cada día más, hace que el hombre actual, lejos de ayudarle al menos en lo personal,
más bien lo aleja de su humanidad, convirtiéndolo en parte de la máquina,
trastocándose éste en un ser huraño, ajeno muchas veces a su familia, a sus
amistades y con una cadena de síntomas de enfermedades que a la postre con el
tiempo lo pueden llevar a actos de locura inclusive a la muerte.
Concluyo diciendo que es oportuno que los bancos, empresas, corporaciones y
toda clase de negocios nacionales e internacionales, no solo se preocupen por
acabar con la competencia enfermiza que existen contra sus similares, sino que
hagan un alto en el camino y aunque parezca risorio, por el bien de su
personal, de su empresa comiencen a adaptar una serie de cambios, donde se
tomen en cuenta los valores establecidos por la sociedad en la que vivimos, que
hagan sentir en sus empleados que
trabajan allí, cariño y respeto de sus empleadores y que le hagan
entender que no son autómatas sino seres humanos de carne y hueso. Compartiendo
alegrías y tristezas. Donde se le dé a entender, que él es la razón de ser de
la empresa y que por ese motivo la misma está en el sitial que actualmente
ostenta.
Posiblemente esta afirmación puede tomarse como
desafortunada, quizás una tontera. Sin embargo está comprobado que si a la
persona se le trata con afecto y consideración, es un individuo feliz que
disfruta lo que está haciendo, es noble a su
lugar de trabajo y que da un alto rendimiento, muchas veces sin
pedírselo. Obviamente él no se siente explotado, sino que se da a su empresa
con amor y lealtad, pero primero se debe ganar el empleador a su
trabajador con el buen trato y
dignificándolo su laboriosidad.
Por tanto empresa y empleado deben…” ser y crecer juntos.
Porque el tesoro no está formado por el
dinero, sino por un conjunto de potencias que todo ser humano debe desarrollar
y constituyen su verdadera riqueza “.
“Sólo hay un camino para mejorar nuestra calidad humana: la libre
realización de valores, de hábitos buenos.” (Tomado del libro de los valores
del Periódico Nación)
Si en este momento alcanzáramos unificar toca clase de
valores, llámese: biológicos, sensibles, económicos, estéticos,
intelectuales, religiosos, morales,
mismo que nos enseñaron nuestros abuelos y padres a los que peinamos canas y
fueran tomados por las generaciones actuales, notaríamos que no habría diferencia
entre los hombres y ayer y los de hoy. Viviríamos en una sociedad más humana,
más solidaria, respetuosa y por ende en Paz. Donde Dios reinaría con los
hombres en una exuberante y verde Naturaleza,
como la que le entregó a Adán y a Eva cuando construyó
la creación.
GRUPO CIVICO
DOMINGUEÑO. MARTES 26 DE NOVIEMBRE 2013.
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