Enviado: Sábado, 24 de
febrero, 2018 21:29:14
Asunto: Una casa menos
Hoy, desde dos cuadras, estuvimos
viendo la demolición de una antigua casa situada a 50 m al este de la antigua
Unidad Sanitaria, misma que fue de la familia Pereira Zúñiga, en el puro centro
de Santo Domingo.
No existe nada para detener este
proceso.
En 1991 el Concejo acordó que se debe
requerir dictamen de una funcionaria del Ministerio de Cultura.
Para aquél entonces, ese acuerdo se
aplicaba con mayor rigor, pues la funcionaria de ese ministerio que tenía
asignada esa función, emitía un dictamen negativo, salvo cuando hubiera
declaratoria de inhabitabilidad, y hubo casas que no fueron demolidas por su
dictamen negativo.
Ahora, se limita a que el Ministerio
diga si la casa tiene declaratoria de patrimonio.
Existe una disposición en la
Constitución Política, artículo 89, para la protección del patrimonio histórico
de la Nación.
Es una función propia del gobierno
local tomar una determinación en ese sentido, crear un reglamento, hacer algo
para detener esta pérdida progresiva de las casas antiguas.
Desde 2008, en el proceso de plan
regulador, se emitieron muchos pedidos de ciudadanos para que se acordara un
capítulo de esta materia, lo cual no tiene que esperar a que todo el plan se
apruebe, cuando quizá falten muchos años para verlo hecho realidad.
A la población se le participó hace
diez años, como veinte años atrás con el fallido plan regulador que fue anulado
en el 2004 por la Sala Constitucional. Y aún no existe nada, en comparación
con 1991.
Antigua Guatemala -con las debidas
diferencias- fue declarada patrimonio en 1944. Fue en tiempos de nuestros
abuelos, y hoy en día estamos en cero en Santo Domingo.
Solicitamos al Concejo Municipal se
emita una regulación conforme a su competencia.
Atte. Juan E. Cruz A.
En efecto, no solo es una casa menos
sino una cortina de hierro mas pues es lo que surgirá. Esta construcción
guardaba sistemas constructivos que imperaron a final de la colonia e inicios
del siglo XIX, justamente antes de iniciar el cuadrante domingue;o, luego se le
agregó la parte frontal para coincidir con el cuadrante y esa es la verdadera
pérdida.
Yo tenía mucha esperanza de avanzar más
rápido en muchas cosas culturales y patrimoniales, hacer un buen reglamento
municipal, pues el que tenemos, como casi todos no están actualizados y los
funcionarios no tienen mucho margen de acción, amén de desconocer el interés de
bastante de nosotros por conservar este patrimonio.
Pero adicional a la regulación debemos
dar incentivos reales a los propietarios pues sino les condenamos a tener un
bien de oneroso mantenimiento, sin conocimidnto de conservación.
Es penoso que diga estas cosas siendo
yo el Presidente Municipal ahora, pero sino hay garantía de un respaldo real de
otros regidores poco se puede avanzar y esto conlleva un trabajo investigativo
y una propuesta que sea sostenible y que se le de seguimiento para lograr que
funcione. Son demasiadas cosas al mismo tiempo y se requiere ayuda y apoyo, mi
partido me apoya mucho pero no damos abasto y generalmente comprometemos dos
votos, pero no los tres que requerimos y sobretodo que la Administración
Municipal también haga lo propio, lo cual hoy día es bastante difícil.
Saludos
Gracias por la respuesta, estimado Presidente don
Rafael.
Respetuosamente, para la conservación
patrimonial probablemente hay que planificar con un mayor dimensionamiento del
que se acostumbra en nuestro país o en nuestras municipalidades. Los
llamados para al menos detener esta tendencia han sido reiterados por mucho
tiempo.
En 1994 teníamos un movimiento para
salvar una edificación; el Concejo recibió a miembros del ICOMOS y del Colegio
de Ingenieros y Arquitectos. Se ejerció presión para que el Concejo
tomara una decisión innovadora hacia la salvaguarda de aquella, e incluso un
síndico hizo la propuesta directa de su declaratoria patrimonial. Quizá
por estar a pocos meses de haber asumido funciones, el Concejo no estaba para
esas decisiones, y no se logró el objetivo, que posteriormente se obtuvo en el
Ministerio de Cultura, con corta vigencia. Para ese entonces, había
entrado en vigencia el Plan Regulador de San José; el presidente municipal
comentó que un plan regulador era la solución, y que el cantón se dedicaría a lograr
ese plan como objetivo.
Podemos hacer un balance, tanto para
San José -que ha tenido su plan- como para Santo Domingo, que no lo tiene.
Como por lo menos nos queda la
"narrativa", me permito apuntar unos datos sin importancia, pero que
nos devuelven a mediados del siglo pasado.
Mi padre vino a Santo Domingo en
enero de 1954, a visitar a su novia. Cuenta que el transporte era en una
"cazadora" de las de madera, y la conducía don Porfirio Rodríguez,
padre de don Álvaro, vecino de mi barrio actualmente jubilado. La casa de
don Porfirio estaba doscientos al sur de la Bomba de combustible; dicha casa de
adobe muchos la recordamos, fue demolida en el 2007 y se encuentra abierto el
terreno desde entonces; en ella vivieron mis tatarabuelos Joaquín y Benedicta
en el siglo XIX, según me contaba mi madre. En ese año también fue
demolida su tumba en el cementerio, casualmente.
Mi padre le pidió al chofer que lo
bajara en la Unidad Sanitaria. De allí tomó para el este, y al pasar por
la casa de los Pereira, encontró a una joven sentada bajo el dintel de la
puerta, sobre una silla. Doña Carmen María, madre del Padre Carlos, era
muy amiga de mi madre y ya estaba avistada de instruir al visitante, pues en
aquel tiempo se debía comunicar las visitas por telegrama, desde varios días
antes. Ella terminó de darle las señas a mi papá, para que se dirigiera a
la calle Grano de Oro, donde vivían mis abuelos, en una humilde casita de
adobes que no les pertenecía. Doña Carmen era apenas 4 días mayor que mamá,
y se estimaron mucho.
14-3-2018
Las medidas de protección en todos
los campos, como nos han explicado varias personas, tienen mucha más viabilidad
si se sigue un proceso de concordancias y acuerdos.
Por eso, para el caso del patrimonio
de estructuras que subsiste, podríamos estar en una coyuntura apropiada con la
cercanía del bicentenario, y la poca o casi ninguna edificación en el país del
tiempo de la independencia o anterior, lo que hace imperioso y valiosa su
conservación.
Puede que el derribo de estructuras
sería menor si los que hacen esa acción supieran de la antigüedad de las
mismas, como primer elemento; pero hace falta mucho más.
Un proyecto de ley o un decreto del
Poder Ejecutivo -pues la ley 7555 da para eso- permitiría una norma a nivel
nacional para esta oportunidad.
Adjunto el acuerdo de 6-5-1991 que
había tomado el Concejo para proteger las casas antiguas. No es una
disposición apropiada para el ordenamiento jurídico que se requiere. Sin
embargo, también nos enciende una luz.
En el 2011 conversábamos con la
alcaldesa sobre los problemas de aceras y de excesos en las
edificaciones. La necesidad de un reglamento de aceras se argumentó como
paso previo, algo por demás innecesario pero, en fin, ese es el enfoque en la
administración pública. En cuanto a un reglamento de demolición, no se
consideraba prioritario.
Quizá un reglamento de demolición
pueda ser un medio para introducir una disposición como la que se aprobó en
1991.
Mis disculpas a los ediles por esta
insistencia, quizá motivada porque visualizo en proceso de demolición la casa
que fue de las familias Campos Fonseca y Campos Salas.
Atte. Juan E. Cruz A.
Hola.
Juan, me parecen muy importantes sus aportes.
No he tenido la calma para analizar bien las propuestas, pero definitivamente
tenemos que hacer algo al respecto.
Como ADEPA Santo Domingo Cultural no duden que colaboraremos, asimismo
individualmente es importante trabajar en el plan regulador que permite tener
los reglamentos necesarios.
Gracias por los documentos y el tiempo de insistir en este tema.
Saludos
Bernadette
